La entidad educativa, que imparte por primera vez un curso formativo para este perfil profesional, invita a la Asociación guipuzcoana a una mesa redonda.
SARGI ha participado en una mesa redonda organizada por el centro educativo Nazaret y dirigida a su alumnado de Técnico Superior en Integración Social, para analizar el papel de esta figura en las organizaciones de Intervención Social de Gipuzkoa. Se trata de la primera ocasión en que se imparte esta formación, y el papel de la Asociación fue el de explicar, desde la perspectiva de las entidades del tercer sector, qué funciones podrían desempeñar en el ámbito laboral los titulados al final del curso.
Justo después de presentar su primera ponencia ante las Juntas Generales de Gipuzkoa, SARGI ha vuelto a ser convocada para aportar su punto de vista, en esta ocasión por parte del centro formativo Nazaret y para analizar el papel de los técnicos superiores en Integración Social en las organizaciones de Intervención Social de Gipuzkoa. Estas invitaciones sucesivas confirman que, tras varios años de intenso trabajo, por fin la Asociación se erige como entidad de referencia en el territorio sobre todos los ámbitos que incumben al tercer sector.
Además de SARGI, que participó como representante de este tercer sector, en la mesa redonda estuvieron presentes otras entidades que podrían acoger como personas trabajadoras a ese perfil de técnico superior en Integración Social, como son técnicos del Ayuntamiento, de la Diputación, etcétera. SARGI describió qué papel podría desempeñar el integrador social entre los diferentes tipos de entidades y dentro de las distintas intervenciones. Por ejemplo, una persona con esta preparación no puede hacer el trabajo de un psicólogo o de un trabajador social, pero sí otro tipo de funciones que desarrollan las entidades.
Nuevo escenario
Durante su intervención, desde SARGI se recordó que los profesionales del ámbito de la integración social se encuentran actualmente ante un cambio de escenario que oscila entre la práctica tradicional (con acciones de acompañamiento puntual, generalizadas, asistencialistas y paternalistas que crean altos niveles de dependencia) y un nuevo proceso de acompañamiento con carácter integral, individualizado y capacitador, que permita a la persona ser autónoma en la gestión de su propio proyecto profesional.
Así, explicó que este nuevo escenario exige equipos técnicos multidisciplinares que sean capaces de ser innovadores y creativos en las técnicas, herramientas y recursos didácticos a utilizar para la consecución de los objetivos; y trabajar desde la versatilidad y la polivalencia. Desde esta perspectiva, en la figura de la persona integradora recaerá parte de la operativa diaria de los programas y servicios.
Con estas premisas, para SARGI la persona integradora debería tener las siguientes competencias: capacidad de trabajo en equipo, orientación a la persona usuarias, iniciativa-autonomía, dinamismo y energía, capacidad comunicativa, autocontrol, adaptabilidad, implicación y perseverancia.
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